MAPA Y TRACK DE LA RUTA (pinchar en Wikiloc para descargar el track):
GRÁFICA DE LA RUTA:
RELIVE DE LA RUTA:
MÁS INFORMACIÓN:
DISTANCIA: 3 KILÓMETROS
DURACIÓN: 1 HORA
DESNIVEL: +160 MTS
PUNTO MÁS BAJO: 88 MTS
PUNTO MÁS ALTO: 144 MTS
La costa sur de Islandia pasa por ser la más visitada del país. Las razones de que esto sea así son varias. Por un lado, la mayor parte de atractivos turísticos de esta zona son fácilmente accesibles desde la capital, Reikiavik, siguiendo la carretera 1 – Ring Road – de la isla. Por otro, el clima es más moderado durante los meses fríos del año, cuando las carreteras del norte sufren las consecuencias del frío, el viento y las precipitaciones. Y es que la belleza del sur de Islandia es realmente magnética. Aquí encontrarás volcanes en actividad, enormes glaciares con lagunas a sus pies, enormes y bellas playas de arena negra, granjas, pequeños pueblos, extrañas montañas y un sinfín de cascadas. Entre estas últimas destacan las cascadas de Seljalandsfoss y Gljúfrabúi, que se hallan a un paso de la costa y presentan un par de peculiaridades que las hacen distintas a las demás.
Y es que en Islandia hay cientos de cascadas y puedes suponer que llega un momento en el que te cansas de verlas. Sin embargo, tras haber visto más de una veintena de ellas, te puedo asegurar que cada una de ellas posee algo diferenciador al resto, haciéndolas únicas.
Dejamos el coche en el aparcamiento de Seljalandsfoss (hay que pagar 700 ISK, unos 5 euros al cambio, para aparcar allí, independientemente del tiempo que te quedes) y nos pasamos por la pequeña tienda y cafetería que hay junto a él. Esto nos demostró que el lugar era bastante turístico, pues son muy escasas las cascadas islandesas que poseen este tipo de complementos comerciales a su alrededor.
La primera cascada es Seljalandsfoss es perfectamente visible desde la carretera, con esa espectacular caída de 60 metros por la que se precipitan las aguas del río Seljalandsá.
La segunda está completamente escondida, siendo otra historia y vamos primero a Gljufrabui.
Gljufrabui la hallarás escondida en un pequeño cañón – o pliegue – que se forma en la pared de la montaña, hacia el final del sendero. Cuando te aproximas a ese cañón, no escuchas el ruido de la caída del agua, y tan solo ves un pequeño riachuelo que parece emerger de una abertura en la pared.
Cuando por fin encaras la entrada al cañón, el ruido está ahí, pero no eres capaz de ver la magnitud total de la cascada hasta el último momento, cuando pasas sobre unas cuantas piedras en un paso muy estrecho y accedes a una especie de cámara secreta en la que hay una gran piedra y la lagunilla creada por la cascada.
Arriba se puede ver la claridad del cielo en una estampa inolvidable. Aquí, el agua cae con una fuerza brutal, haciendo prácticamente imposible que nadie te pueda oír al hablar. Te mojarás de la cabeza a los pies mientras contemplas esta maravilla de la naturaleza. Un lugar imprescindible por cualquier ruta por el sur de Islandia.
Ahora vamos hacia Seljalandsfoss.
La particularidad más distintiva de la cascada de Seljalandsfoss es que hay un sendero labrado en la roca que te permite colocarte por detrás de la cortina de agua de la cascada, disfrutando de una perspectiva totalmente diferente y única. No te olvides ponerte un buen chubasquero, pues dependiendo de la dirección del viento acabarás bastante mojado tras atravesar esta parte del circuito.
Es complicado encontrar una cascada en la que puedas acceder al interior y verla desde dentro.