La ruta comienza junto a la casa-museo de Dalí, desde donde cruzamos la playa y seguimos la calle que bordea la línea de costa.
Aquí seguimos de frente, sin tomar el desvío a la izquierda que marca Cadaqués.
Pasamos junto a alguna cala.
Continuamos de frente, calle arriba y desembocamos en la carretera que sube al faro.
En este punto giramos a la derecha por un sendero que discurre entre los campos. Las marcas verdes y rojas son de una marcha de resistencia, a la ida las seguimos porque van hasta el faro.
El camino esta lleno de piedra suelta y resulta incomodo andar.
Bajamos hasta un pequeño valle.
Caminamos por la sombra de un pequeño pinar.
Salimos a la carretera, por la que andamos unos 200 metros.
Volvemos a coger el sendero a la derecha.
Viejos muros de piedra flanquean nuestros pasos.
En este punto abandonamos el sendero principal, para bajar a la derecha por otro que pasa más cerca de la costa.
Hermosos campos de olivos en terrazas se extienden junto al camino y permiten imaginar como era hace 100 años cuando el olivar y el viñedo eran los reyes del terreno.
Llegamos a la cala de Sant Lluis, una preciosa cala solitaria.
Hacemos un pequeño descanso para disfrutar del entorno y beber agua.
Salimos de la cala por el lado opuesto.
Hasta volver a enlazar con el sendero que hemos dejado atrás anteriormente.
En algún punto, los muros que delimitaban el camino, se han desplomado y hay que avanzar sobre las piedras.
Divisamos el faro más cerca.
Llegamos a las inmediaciones de la Cala Jugadora.
Unos dicen que los pescadores se jugaban al comienzo de cada temporada los sitios donde pescar. Según otros, cuando la tramontana hacía imposible faenar, los marineros se protegían aquí y esperaban jugando a cartas a que amainara el temporal.
Tras una subida por piedras subimos a la carretera.
Por este camino de piedra subimos al faro.
Llegamos al faro en 2 horas 20 minutos a un paso tranquilo. Aquí se alza el faro construido en 1853. Poetas, escritores y directores de cine, han inmortalizado este lugar, batido siempre por vientos que alcanzan los 150km/h.
Desde aquí parte un sendero señalizado que permite alcanzar la punta de Cap de Creus en 15 minutos.
La señalización roja y blanca del GR-11, la mítica transpirenaica, nos guía. También hay rombos rojos de una pequeña circular por el cabo.
Encuentro una señal que indica al Cap de Creus de frente y la cueva del infierno a la derecha.
Se llega al Cap de Creus, donde un Cairn de piedra indica el punto más Oriental de la peninsula Iberica.
Impresioannte foto desde el aire sacada por Don Pancho.
Volvemos a subir a la señal para dirigirnos hacia la cueva, siguiendo los rombos rojos.
Llegamos a la cueva del infierno, un lugar bonito para sacar fotos.
El faro se ve ahí arriba, subimos haciendo una circular de 30 minutos.
En el faro hay un bar y un restaurante, donde se puede arovechar a comer si se quiere.
Bajamos del faro por donde hemos subido.
La vuelta la haremos por la estrecha y tranquila carretera donde hacemos medio kiómetro más, pero en menos tiempo (1 hora 30 minutos).
Hacía el norte, tembién hay preciosas vistas.
Pasamos junto al paraje de Tudela.
hay carteles por el camino, sobre la flora del lugar.
Llegamos a la pequeña bahía de Portlligat.
Aprovechamos a comer a la sombra, junto a la casa-museo de Dalí.
Salvador Dalí convirtió esta pequeña bahía en su lugar en el mundo. Hasta entonces un solitario refugio de pescadores ocupaba este entrante de mar. La pequeña edificación, preparada originalmente para guardar aparejos d epesca y guardarse alguna noche del mal tiempo, se convirtió en la única residencia fija durante la vida del genial pintor.
Mapa de la ruta:
Más información en el track de Fitor: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2400496
Distancia: 15 kilómetros.
Duración: 4,5 horas.
Dificultad: Fácil.