Itxaso y yo intentamos subir a Los Jorrios desde Basinagre, un barrio de Trucios, ya que es una ruta que tenía en un libro de monte de casa. Salimos pronto y hay mucha niebla baja por la zona, por lo que decidimos esperar a que se disperse la niebla porque aunque es una ruta fácil, no la conocemos.
Nos acercamos a Trucios que hay feria ganadera a pasar la mañana.
Con exhibición de perros pastores incluido.
Vamos a la zona de recreativa de Basinagre a picar algo y a comenzar la ruta siguiendo las indicaciones del libro, ya sin niebla.
Se aparca al final del barrio, y se toma un camino a la izquierda al final de las casas que va subiendo. Un poco más arriba hay estas vistas sobre el barrio.
Comenzamos a subir y hay que salirse de la pista a la izquierda para coger un sendero.
Pasamos la txabola de Tomas, reflejada en el libro. Llegamos a una zona abierta repleta de huellas de Jabalí, más adelante el sendero desaparece entre los helechos de un metro y como 40 metros más adelante se veía que volvía a salir. No es un camino frecuentado por la gente por lo que esta cerrado en muchas partes. Comenzamos a andar sorteando los helechos cuando 20 metros más hacia delante se empiezan a mover las plantas con gran rapidez hacia nosotros, cuando estaba a escaso 4 metros nuestro nos movimos se dio la vuelta e dirección contraria, los vimos salir al fondo y eran dos cervatillos. Menudo susto nos llevamos.
Una vez sorteado los helechos, hay que cruzar una valla a la derecha y meterse en el interior de un bosque repleto de hayas, encinas y castaños que no dejan penetrar la luz al interior, el camino se ve claro, pero está muy cerrado.
Llegamos a la casa del Carranzano que según el libro se llega en 35 minutos y nosotros llevamos una hora, así que seguimos unos metros más y nos damos la vuelta.
Después de hora y cuarto andando decidimos dar la vuelta, porque no conocemos el camino, los tiempos pensados no coinciden con la realidad según el libro quedan 40 minutos hasta la cima y no queremos que se nos haga de noche. Siempre hay que ser prudente en el monte, ya se hará otro día desde la mañana y con un machete para abrirse camino entre zarjas.
La bajada ya es conocida y cómoda.
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