Toloño

martes, 6 de agosto de 2013

Cueva de Valporquero (Leon)

Esta vez vamos de visita a unas cuevas que son de los lugares de turismo que más nos atraen. Tantos años veraneando en la provincia de León y nunca había visitado las famosas cuevas de Valporquero aunque lo tenía apuntado. A esta excursión se apunta también mi hermana Maite.
Para llegar desde Leon capital hay que ir por general hasta el conocido pueblo de La Robla en el que hay que coger la carretera C-626 hasta llegar al pueblo de Robles de Valcueva pasando por un precioso desfiladero, allí hay que coger la LE-311 y seguir las indicaciones de las señales, ya bien indicado. 


Las instalaciones están bien preparadas, con un gran parking y dos edificios, uno donde están las taquillas y el inicio de la ruta y otro donde hay una amplia cafetería, también tiene fuera merenderos.



Hay dos entradas: la normal que para adulto cuesta 6€, tiene una distancia de 1,6 km llegando hasta el inicio de a quinta sala y la especial que cuesta 8,5€, tiene una distancia de 2,5 km (ida y vuelta) pudiendo visitar las 7 salas abiertas al público.


Tras pasar por la taquilla (11) y el túnel de entrada al sendero (12), llegamos a la boca de a cueva reflejado como (1) en el mapa.
Escondida en un hermoso y diminuto valle ciego, se abre la puerta al mundo subterráneo. Por la espectacular boca de cueva discurren las frías y cristalinas aguas del arroyo de Valporquero, que nos acompañan durante parte de la visita turística. La primera parada, bienvenida y explicación nos la dan aquí.


Tras la primera explicación, continuamos el camino bien señalizado para alcanzar la sala Pequeñas Maravillas (2), destacado por las características formaciones como La Torre de Pisa, Las Gemelas, o la Virgen con el Niño, formaciones que dejandonos llevar por la imaginacion, nos permiten evocar figuras y monumentos ya conocidos.



Siguiendo el recorrido llegamos a la Gran Rotonda (3), es la sala de mayores dimensiones, con más de 100.000 m3 de vacio subterráneo. A medida que descendemos hacia el centro de la sala, los techos blanquecinos se elevan y las paredes se alejan formado una bóveda natural de más de 20 metros de altura. 


Ahora toca descender para llegar a la sala de Las Hadas (4), en época de lluvias el agua se precipita en una cascada de 15 metros de altura, hasta perderse a través del curso de aguas, piso inferior de la Cueva que transcurrirá invisible bajo nuestros pies durante el resto de la visita.




Toca volver a subir a la Gran Rotonda y dirigirnos hacia el interior de la cueva, antes de salir de esta sala encontramos el Fantasma, la formación más conocida de esta sala.


Siguiendo el antiguo curso del río, el camino se abre paso a través de un suelo de estalactitas caídas y estalagmitas que afloran de forma caótica formando un verdadero cementerio, dando un aspecto siniestro.


Continuando hacia el interior de la cavidad, nos encontramos en esta espectacular galería llamada La Gran Vía (6), donde los estratos calizos afloran verticales, formado un estrecho pasillo de más de 200 m de longitud y alturas que llegan a sobrepasar los 30 metros.



Más adelante llegamos a la columna solitaria (8), una esbelta columna se eleva hasta perders en una multitud de agujas estalactíticas. Después sorteamos oscuras y profundas simas bajo las cuales y tras 50 metros de vacío discurre el río subterráneo de Valporquero.


 La última sala visitable es la sala Maravillas (9),  miles de puntiagudas estalactitas desenfocan nuestra vista apretándose en una catarata de color. Excéntricas, macarrones, abanderadas y todo un sinfín de espeleotemas saturan el ambiente taponando la cavidad y guardando sus secretos más íntimos.





Llegados a este punto se inicia el camino de vuelta, que para los visitantes que por primera vez se adentren en una cueva quizás les invite a pensar durante la salida de que maravillas nos ofrece la naturaleza y que importante es respetarla y cuidarla, aunque sólo sea por disfrutar de su belleza en todas sus formas.



Salida.




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