En pleno corazón de Alava, se encuentra un increíble paraje donde el agua, la sal y la mano del hombre han creado desde hace cientos de años un paisaje sorprendente que no se olvida facilmente. El Valle Salado es un inmenso complejo salinero formado por miles de terrazas donde se evaporan las aguas del río La Muera, dejando como poso la preciada sal.
Las salinas comenzaron su despegue en el siglo XII, cuando Alfonso I de Navarra pobló la comarca. Su producción llegó a ser a comienzos del siglo XX de más de seis mil fanegas de sal. Hoy, la competencia de la sal marina hace poco rentable la explotación, por lo que las terrazas han caído en el abandono. Afortunadamente un plan de la Diputación Foral de alava, pretende recuperar el espectacular Valle Salado.
Comenzamos la excursión Itxaso, Valle, Miren y yo en la iglesia de Santa Maria de Salinas de Añana.
Rodeando la iglesia descendemos por una pista.
Cruzamos el río Muera por un puente de tablones de madera.
Comienza un ascenso que discurre junto al cercado que delimita el Valle Salado.
En este punto la pista se bifurca pero seguimos paralelos al vallado.
Hay paneles informativos de la zona.
Esta zona se ve restaurada.
Llegamos a este cruce en el que giramos a la derecha, a la vuelta cogeremos el de la izquierda.
Llegamos a esta pista y giramos a la derecha.
La pista se convierte en asfalto en algunos puntos.
Salimos a esta carretera que debemos cruzar hacia el lago, más tarde volveremos por la izquierda.
Llegamos al lago de Caicedo Yuso o Arreo, es el único lago natural del País Vasco.
Se formó por un proceso geológico de disolución y posterior colapso de la roca, constituida por los yesos y sales del diapiro de Añana. Se trata de un proceso Kárstico, como los que forman las torcas, cuevas y estalactitas. Solo se han descrito ocho lagos parecidos en la Península y en el resto de Europa hay que viajar hasta Lituania para ver lagos similares.
Algunos estudios intuyen la conexión del lago y los manantiales del Valle Salado de Añana.
Tenemos que rodearlo, para lo que utilizamos las escaleras de madera de la derecha.
Cruzamos este hayedo por el único sendero que vamos a pisar hoy.
Después de un corto tramo por el hayedo, volvemos a una pista a la altura del agua.
Hay un cartel informativo de las aves que visitan esta zona.
Llegamos a una carretera, en la que debemos girar a la izquierda. Hacia la derecha marca Fontecha.
Tras un kilómetro por esta carretera vecinal llegamos a este cruce, aunque nuestro camino de vuelta lo haremos a la izquierda, giramos a la derecha para visitar la Ermita del Lago.
Aunque solitaria y de sencilla construcción. Algunos autores señalan que en otro tiempo fue el templo parroquial de Lagos, población desaparecida que se nombra en algunos escritos del siglo XI.
Aprovechamos y hacemos el hamaiketako.
Emprendemos la vuelta.
En este punto debemos girar a la derecha, para volver por donde hemos venido.
Cogemos el camino de la izquierda.
En este punto continuamos de frente dirección al Convento de San Juan de Acre, en vez de girar a la izquierda por donde hemos subido.
Este camino que rodea las salinas esta nombrado como Ruta verde del Valle Salado.
Nos encontramos con un mirador a las salinas.
Pasamos por la izquierda del convento y salimos a la carretera, donde giramos a la izquierda para entrar en el pueblo.
Hacemos una parada en la tienda para comprar sal.
Mapa de la ruta:
Más información en el track de luis.itxina: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5453687
Distancia: 10 kilómetros.
Duración: 2 horas 40 min.
Desnivel: +300 mts
Dificultad: Paseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario