Toloño

sábado, 10 de octubre de 2015

Ausa Gaztelu (904 mts) y Txindoki (1.342 mts) desde Larraitz

Esta vez vamos a visitar el Txindoki, también conocido por muchos como el Cervino Vasco, yo tengo la suerte de poder haber visto los dos de cerca.
Es uno de los montes más emblemáticos de Euskal Herria, situado en el Parque Natural de la Sierra de Aralar entre Gipuzkoa y Navarra.
Su afilado pico de caliza y su arista, emblemática para los alpinistas y amantes de la escalada, se alzan sobre el entorno verde de los extensos pastizales y bosques de hoja caduca.



Llegamos al pueblo de Larraitz que esta muy bien acondicionado con dos grandes parking y un par de restaurantes.


A salido un buen día y el parking está hasta arriba, al final del alargado parking tenemos que cruzar esta valla.



Todo el mundo hace la misma ruta, subiendo de forma directa al Txindoki, a la que se accede por el sendero de las escaleras que se ven a la izquierda.
Nosotros buscamos un poco de tranquilidad y realizar una ruta un poco más completa, subiendo primero al Ausa Gaztelu.


En esta curva cambiamos de pista giando a la derecha, siguiendo las marcas de las rutas 6 y 8, esta bien señalizado.



Nos adentramos en un bosque de hayas y pinos, encontramos una fuente en el camino.


Pasamos por un claro y vemos enfrente el primer objetivo de hoy.


La pista sube sin mucha pendiente por un hayedo impresionante, me parece subida más bonita que la directa al Txindoki y encima la hacemos solos.



Cruzamos varios riachuelos.


Hacemos una subida corta pero dura por sendero para colocarnos en el collado, detrás tenemos grandes vistas al Txindoki.



Una vez llegados al collado, tenemos que girar a la derecha y enfrentarnos a la fuerte subida por prado verde.



En el tramo final hay un sendero evidente.



Llegamos a la cima de Ausa Gaztelu (904 mts)


Con precioso mar de nubes debajo nuestro que tapa Beasain.




Al fondo observamos Anboto, Udalatz y Mugarra.


Muy cerca tenemos la sierra de Aizkorri.


También contemplamos Gorbea al fondo.


En la cima encontramos las ruinas de una fortaleza medieval con un diámetro de 19 metros y unos muros de 2, en la zona central encontramos otro muro con un diámetro de 3 metros, en la que se intuye que pudiera ser la torre.

Hace 3 años se recordaron los 500 años de la invasión de duque de Alba, pero la de 1512 no fue la única conquista de tierras navarras por parte castellana.
En 1200 otra invasión ocupó el territorio occidental del reino vasco, y la anterior frontera con Castilla se trasladó desde más allá de Gasteiz y Malmasín hasta Burunda y Aralar. El ataque castellano se centró en asediar Gasteiz, la principal ciudad navarra en ese territorio (hoy CAV o Vascongadas), y desde ahí las tropas partieron hacia los valles de la costa vasca, en busca del botín de los prósperos puertos de Mutriku, Getaria, Hondarribia o Donostia, o la riqueza ferrona de Bizkaia.

Desde entonces el castillo de Ausa fue escenario de enfrentamientos, incursiones y sucesos, en un relato turbulento de lo que se dio en llamar la ‘frontera de malhechores’. En origen nada hacía suponer que se tratara de una zona estratégica. No es límite natural de nada, el lugar está en medio del país y la gente del entorno, a uno y otro lado, es homogénea en lengua, población, cultura, tradición o modo de vida. Sin embargo la presión castellana sobre la Navarra que permanecía independiente convirtió esa línea fronteriza en un campo de batalla. Castilla otorgó título de villa guerrera a poblaciones que guarnecían la nueva demarcación, Tolosa, Ordizia, Segura, Agurain, Kanpezu… Y alentó a los linajes nobiliarios a lanzarse a correrías y aventuras en pos de botín de guerra. Los Lazcano, Berastegi… incluso los Oñaz, familia de Ignacio de Loyola, que intervinieron en la llamada batalla de Beotibar. El castillo de Ausa fue una fortaleza de primera línea en la defensa navarra frente a los desmanes y las correrías de estas familias, que hicieron de la rapiña su naturaleza.

La frontera de malhechores conoció una historia de robos, contrabando, muertes, ataques… El incendio y destrucción del castillo de Gorriti, el ataque a la casa torre de los Lazcano, el incendio de Hernani… son capítulos de una interminable memoria negra.

En 1335 el señor de Lazkano atacó Ausa, porque su vigilancia le cerraba el camino en sus correrías hacia Sakana. El merino navarro Ladrón de Gevara, responsable de la defensa, abandonó la fortaleza. En castigo, fue destituido y le fueron embargadas sus posesiones.

Conquistado Ausa, perdió su razón de ser como medio de defensa del país, y fue destruido. Hoy sólo quedan las ruinas. Y sin embargo es un lugar que nos permite entender cómo fuimos violentados por la conquista, cómo se dividió el país (hasta hoy, en lo territorial, institucional, político, incluso en el imaginario que nos separa en identidades y provincias), y cómo se escribió nuestro destino con puño de hierro, desde la enemistad y la violencia. En los restos de Ausa encontramos el registro de que fuimos Navarra, un Estado vascón soberano, que perdimos por la guerra de Castilla. Estas fueron nuestras tierras, nuestros castillos, nuestra historia hoy desdibujada, nuestra presencia en el mundo.

Visitar Ausa Gaztelu es reencontrarnos con lo que fuimos, lo que explica cómo hemos llegado al presente con nuestra identidad y nuestras fronteras.




Debajo de la cima se ven bordas, repletas de ovejas.


Bajamos por la zona sur, algo más cómoda.


Tenemos que volver al collado y ahora seguir de frente, a la derecha de los pinos.



Seguimos las marcas de a ruta nº6.



En la parte alta encontramos esta valla a la izquierda que tenemos que cruzar y coger el sendero que sube en zig zag.


Ya estamos a más altura que Ausa Gaztelu.


Desde aquí vemos la subida que hemos hecho en color rojo y la bajada en verde.


Tras coger altura, continuamos el sendero llano que recorre la montaña hacia el Txindoki.




Llegamos a este cartel, a partir de aquí nos juntamos con la subida típica y vamos a subir rodeados de gente.



Pasamos cerca de la borda donde venden queso de oveja, se ve a los cerdos sueltos por el prado.


El sendero nos lleva hasta el collado que nos sitúa en la base de la montaña. 



Se ven muchas ovejas pastando en los verdes prados de Aralar e incluso pastores.



Llegamos a la último  tramo con zona de roca y pasamos a este hombre que parece subir sin prisa con su coche teledirigido. Tiene que haber de todo.


Llegamos a la cima de Larrunarri (1.342 mts), conocido popularmente como Txindoki,  nombre de una borda de pastores que se sitúa a los pies de la cumbre, al este, en terrenos de Amezketa.
Los alrededores del Larrunarri están llenos de monumentos megalíticos que son testimonio de la ocupación de estas tierras desde la prehistoria. Los dólmenes, menhires y túmulos jalonan las campas de Aralar recordando que, en el pasado, había habitantes que se mantenían de la caza y el pastoreo por estas mismas campas donde hoy siguen pastando las ovejas.
Txindoki es la primera montaña que subió, siendo niña, la alpinista Edurne Pasaban, porque aquí venía con sus padres. Todavía entrena en este monte de Aralar.


Por fin Javi en la cima del Txindoki, me llevaba mucho tiempo diciendo que quería subirlo, ahora que lo ha hecho a por otro reto.


Desde la cima vemos el parking de Larraitz justo debajo a casi 1.000 mts de desnivel.


Desde aquí Ausa Gaztelu, parece un montículo, se ve bien el recorrido que hemos hecho.


Esta imagen verde de Aralar, me encanta, se ve Gamboa, incluso al fondo Beriain en la Sierra de Andia.


Hay muchos buitres y cuervos en la cima.




Este monte tiene unas vistas espectaculares, vemos hasta Donosti, con la isla, Igeldo, Jaizkibel, etc...


Resalta también el Parque Natural de Aiako Harria, al que no tardaré mucho en ir, es uno de mis objetivos a corto plazo.



Comenzamos el descenso por el mismo camino, hasta el collado, cruzándonos con mucha gente


En el collado vamos a girar a la derecha para bajar más directo por Tximista bidea. Será porque bajas como un relámpago.


En esta bajada sufren las rodillas, pero atajamos quitando una buena vuelta. 



Aquí se ve la bajada en verde por la vía normal y Tximista bidea en rojo.


Llegamos al sendero y aquí bajaremos hasta el coche por la vía normal.



Pasamos por la fuente.


Llegamos a la zona de pinos y pasamos aun grupo de ciegos con sus monitores que han realizado la cima, que valientes.




Llegamos al parking.


Aprovechamos a comer en las mesas del parking que hace buen día, los restaurantes están repletos de gente.



Mapa de la ruta:


Grafica de la ruta:



Distancia: 13,5 kilómetros.
Duración: 5 horas.
Desnivel: +1.300 mts.
Dificultad: Moderado.

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