ACCESO: LA FLORIDA
DISTANCIA: 1,5 KILÓMETROS
DURACIÓN: 3 HORAS
DESNIVEL: +70 MTS
DIFICULTAD: K2
MÁS INFORMACIÓN DE LA RUTA:
Esta vez vamos a las Cuevas del Soplao, pero no haremos la visita turística normal, ni la que tienen de espeleología. Vamos hasta la Plaza del Monte, a 6 kilómetros de la entrada principal del Soplao y haremos la Mina de la Florida con su Vía Ferrata interior.
Allí nos proporcionan botas de agua, un mono desechable, frontal, casco, arnés y disipador. Lo único que hay que llevar son guantes.
En el exterior vemos restos de vagonetas y vías de la antigua mina, así como el horno de calcinación.
Existen 7 alturas en esta mina, dos de ellas están inundadas, en esta visita vamos a poder ver dos de ellas. La idea principal de esta visita es conocer como era la mina, pero con el atractivo de realizarlo por el interior de la mina anclados a líneas de vida de una vía ferrata.
La apertura de esta mina surge del aumento de la demanda de zinc y plomo a lo largo del siglo XIX que atrajo a inversores extranjeros y españoles a Cantabria. Los informes del ingeniero de minas Pio Jusué y Barreda sobre la existencia de calaminas en la costa cantábrica, supusieron el encargo de múltiples estudios sobre los criaderos de la región.
El comienzo de las labores del Grupo Minero La Florida, enclavadas en la misma Sierra de Arnero que alberga la cueva El Soplao, puede asociarse a la constitución en París de la Compañía de Minas y Fundiciones de la Provincia de Santander (Compagnie des Mines et Fonderies de la Province de Santander), surgida en 1855 con el fin de explotar, entre otros, los yacimientos de Udías y Comillas.
El 11 de noviembre de 1857 la reina Isabel II le otorga la explotación de la mina de zinc "La Isidra". Se trata de un documento de especial relevancia dado que se trata de la primera referencia al coto minero.
En estos primeros compases, la actividad se centró en la explotación de las calaminas (carbonatos mixtos de zinc), para con posterioridad aprovechar los sulfuros de plomo (galena) y zinc (blenda), conforme estos iban surgiendo con la profundización de las labores. Poco después comenzarán a explotarse los criaderos con un sistema de explotación mixto: mediante galerías y a cielo abierto.
La práctica totalidad del mineral era enviada a puertos del norte de Europa debido al contrato firmado con la "Société des Mines et Fonderies de Zinc de la Vieille-Montagne" (Lieja-Angleur, Bélgica). En los primeros momentos el mineral se enviaba a Amberes (Bélgica) en porcentajes que oscilaban del 90% al 95%. Posteriormente, se exportó también a Gran Bretaña y Francia, quedándose en España solo un 3% del mineral.
Visitamos zonas espectaculares como esta en la que hay una vagoneta volcada y las vías continúan hacia el precipicio cortándose en medio, los guías llaman a esta zona Indiana Jones.
La segunda etapa de actividad que da comienzo tras dicho cierre, en un momento impreciso tras la Guerra Civil, conllevó un importante incremento en la producción, asociado al creciente grado de mecanización y a los importantes cambios en los métodos extractivos, con la ejecución de nuevos planos inclinados interiores y de galerías destinadas al transporte y desagüe. Una prueba de la mecanización, aunque hoy en día nos pueda parecer pueril, es la sustitución de los animales de tiro de vagonetas por locomotoras o la instalación de transformadores eléctricos para el suministro de energía.
Dichas mejoras condujeron en los 20 años anteriores al cierre, que tuvo lugar en diciembre de 1978 (aunque administrativamente cierra a principios de 1979), a extracciones anuales medias de todo-uno de 75 000 toneladas, con porcentajes medios en zinc y plomo del 4,5 y 0,6% respectivamente. Fue su mejor época.
Podemos realizar la vía ferrata por la parte superior de puentes que dejaron los mineros para que no colapsara la mina. En la parte superior se veía un cable de una tirolina nueva que esta todavía sin estrenar.
No fue el agotamiento de los criaderos, sino las dificultades financieras, la causa del cierre. Finalmente, la R.C.A.M. vendió en 1981 todos sus derechos a Asturiana de Zinc (AZSA). De nuevo los despidos y la emigración y todo lo que ello supuso para el desarrollo económico de estos valles. Los mineros más afortunados fueron reubicados en otras instalaciones que la Real Compañía poseía en la región, como las minas de blenda acaramelada de Áliva o la mina de zinc de Reocín. Asimismo, las instalaciones se abandonaron sufriendo, muchas de ellas, el deterioro propio del paso del tiempo y de las inclemencias climatológicas.
Acabamos la visita en el mismo punto, la verdad que es totalmente recomendable.
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